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Amaron hasta el final
Por
Cristián Barahona P.
Publicado:
31 Octubre 2023
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Conmemoración colegial por los Mártires del Zaire
Un año más de la hermosa muestra de amor y entrega de los Hermanos Maristas Mártires del Zaire se conmemora este 31 de octubre.
Son muchos los momentos que como Maristas nos sentimos llenos de honor y dignidad. Pero hay un suceso que supera todo lo hermoso y fraterno que un ser humano puede realizar por un ser que sufre. Nuestros hermanos Fernando, Servando, Miguel Ángel y Julio hoy abrazan al Padre Champagnat desde un lugar privilegiado en el paraíso, donde sólo los grandes seres de luz pueden estar.

Compartimos un extracto del relato elaborado por la periodista española Sara Sánchez, en el año 2022 (satélite Marista):

El 31 de octubre de 1996, cuatro Hermanos maristas fueron asesinados en el campo de refugiados de Nyamirangwe (Zaire), cerca de la frontera con Ruanda: Mayor (de 44 años), Miguel Ángel Isla (53 años), Fernando de la Fuente (53 años) y Julio Rodríguez (40 años).

Vivían en condiciones precarias, sus vidas corrían peligro hacía tiempo, optaron por quedarse y servir a esta gente compartiendo con ellos toda clase de privaciones, sentían que era allí donde debían servir y amar hasta el final:

“Ahora soy mucho más consciente de la realidad en que estoy metido ya veces aflora a mi conciencia un miedo sordo, como chispas vivas y fugaces. De todos modos, sé bien de quién me he fiado y voy con alegría al refugio… (H. Miguel Ángel).

¿Qué hacían cuatro hermanos maristas en un campo de refugiados? Se dedicaban principalmente a la enseñanza y la pastoral en medio de las grandes carencias que tenían, atendían a ancianos y enfermos, conseguían alimentación y medicinas, habían habilitado un molino para proporcionar harina… Ellos entregaron sus vidas comprometidas con un proyecto de vida; vivieron la fraternidad con una entrega profética, sembrando esperanza y construyendo puentes de comunión en medio de tantas divisiones, siendo rostro de Dios en tierras africanas.

La última comunicación con los Superiores fue el 31 de octubre por la mañana: “No queremos abandonar a los que ya están abandonados… Los refugiados van a volver y necesitan de nosotros… Ahora estamos solos… Si no tenemos comunicación por la noche, es que las cosas han empeorado…”. Esa misma tarde fueron asesinados por la milicia Interhamwe. Cuando llegaron los hermanos solo encontraron tres cosas: el diario de Miguel Ángel, un crucifijo con los brazos y las piernas mutilados y una imagen de la Virgen. Los cuerpos fueron hallados en un pozo séptico.

El H. José Martín Descarga, quien buscó los cuerpos de los Hermanos y les dio sepultura, escribió: “Nuestros Hermanos fueron como un rayo de luz en ese mundo de sufrimiento y desesperación, la sonrisa de Dios para los más pobres. En ellos tenían a sus hermanos, ellos eran su verdadera familia. Y se negaron en todo momento a dejarles abandonados, aunque sus propias vidas corrieran peligro. Vivían de una manera sencilla y sobria. Su casa estaba hecha con chapas, los tabiques eran de plástico, no había electricidad ni agua. Pero formaban una comunidad de vida, de oración, de trabajo, en la que cada uno ponía su parte. Una comunidad abierta, alegre y acogedora, plenamente al estilo de Champagnat y nuestros primeros Hermanos. Un hermoso ejemplo para estos tiempos de renovación”.

“Para que el mal triunfe sólo se necesita que los hombres buenos no hagan nada”.
Edmund Burke



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