Ha sido una
semana agitada para él. La planificación del viaje, la
participación, y el regreso a las tareas propias de su cargo
luego de participar en Chosica, al norte de Lima, han hecho
intensa la agenda de la última semana. Entre el ajetreo, sin
embargo, nuestro rector, Claudio Arellano, se da un tiempo para
reflexionar acerca de la participación de nuestro Colegio en la
Asamblea de la Provincia de Santa María de Los Andes, que se
realizó desde el 27 de abril al 1 de mayo en Perú.
¿Qué significó para el Colegio participar en
ese encuentro
Primero, una grata responsabilidad. En segundo lugar, reafirmar
nuestra vocación de educadores maristas llamados a una misión,
que es evangelizar a los niños y jóvenes que nos toca atender en
Bolivia, Perú y Chile. Por otra parte, reencantarnos con nuestra
misión, encontrar en la relación con los hermanos peruanos y
bolivianos un espacio de diálogo; conocer su trabajo, las tareas
que realizan, las carencias, para darle más sentido a la labor
que desarrollamos en nuestro país, a veces en condiciones de
mayor bienestar material.
En definitiva, convencernos de que, como
educadores, estamos llamados a cumplir la vocación que el Señor
nos regaló, que es servir a nuestro prójimo, en este caso niños
y jóvenes, por medio de la educación, con un sello particular,
que es el carisma marista.
¿Cuál fueron las principales conclusiones que
usted podría entregar acerca de este encuentro
Como conclusión, la necesidad de ser más audaces para avanzar en
la línea de la refundación, de acercarnos al mundo de los más
necesitados, crecer en nuestra espiritualidad como laicos, para
ser más fieles al carisma. Otra conclusión importante es que
tenemos que avanzar en la identidad marista, laicos y hermanos,
corresponsables de la tarea educativa, y hacer una opción más
decidida por los pobres. Gran desafío para nosotros como Colegio
será explorar nuevos caminos para ser más fieles a la misión.
¿Cuál fue la participaciín que tuvo nuestro
colegio en Chosica
Nos incorporamos con mucha humildad al trabajo de las distintas
comisiones. Tanto el Hermano Humberto, como Nicolás y yo, íbamos
con esa misión. En las instancias de trabajo en grupo aportamos
desde nuestra experiencia. Debo resaltar que hicimos también una
aporte a la presentación artística, en la que nos correspondió
bailar cueca y
hacer un saludo a la bandera. Además, Nicolás
leyó unas payas dirigidas al encuentro.
Pero, básicamente, nosotros fuimos a aportar a la reflexión, que
era uno de los objetivos del encuentro. En ese sentido, se
buscaba también que a nivel personal nos reençantáramos con la
vocación-misión de educadores maristas.
¿Cómo a su juicio se puede traducir esa visión
que tiene usted de la misión marista en hechos reales
En palabras muy sencillas, la misión nuestra es dar a conocer a
Jesucristo y hacerlo amar. Ser seguidores de Jesús, ser
seguidores de su evangelio; dar testimonio de ello. Nuestra
misión es presentarle a nuestros jóvenes un Jesús vivo, un Jesús
que los ama y que quiere actuar desde ellos.
¿Un corazón, una misión, es más que un lema
Así es. Un corazón, una misión nos une en el amor a lo que
hacemos, a la vocación educadora, para cumplir la misión de
evangelizar educando. Y tal como decía nuestro Superior General,
en ese cumplimiento de la misión tenemos que poner mucho
corazón. Sin fuego, sin pasión, sin sentimiento, es muy difícil
llevar el mensaje de Cristo a nuestros jóvenes.
En su rol de educador marista, con una vasta
trayectoria, ¿qué significan estos encuentros
Un enriquecimiento a nivel personal y profesional. Por otra
parte, crecer también en el contacto con laicos y hermanos que
en otras latitudes están cumpliendo la misma misión. Por último,
tomar conciencia de que estoy llamado, junto al resto de los
educadores maristas, a cumplir una misión para la cual el Señor
nos ha llamado.
A futuro, ¿qué pasos siguen en este camino de
exploración y de meditación acerca de la misión marista en
nuestro Colegio y en la Congregación
Yo diría que seguir profundizando, aterrizar estos desafíos,
llevarlos a la base, a los profesores, a los papás, a los
alumnos. Yo me reuní con la nueva directiva del Centro de
Alumnos y les hablé de la Misión, les recordé que
somos parte de una Congregación, que somos un
Colegio Católico, un colegio de Iglesia, y que en tal condición
tenemos una misión en la sociedad, y esa misión tiene que ver
con generar las condiciones para que nuestros alumnos se formen
cristianamente y de la manera más armónica posible, con
conciencia social y deseos de contribuir a la construcción de
una sociedad más justa.
Pero este colegio también abarca a los padres.
Sí, pero el foco, el referente, los destinatarios principales,
son los alumnos. Entonces, todo el esfuerzo que nosotros hacemos
tiene que ir orientado a entregar una buena formación cristiana
a nuestros alumnos. Los padres reciben también nuestro apoyo a
través de diversas actividades de formación, en la idea de
colaborar con ellos en su misión de ser los primeros educadores
de sus hijos.